Crónica del Maratón de Toronto 2017 #STWM

Llegamos a Toronto el lunes antes de la carrera, desde el tren hacia el centro pudimos ver el amanecer sobre los edificios y la torre CN.

Esa fue una semana de trabajo que incluyó visitar las oficinas de Canada Running Series, asistir a un trote con Parkdale Road Runners, un cálido grupo de corredores locales, la llegada de Astrid, Manu y Ceci, portar la flama olímpica en un tramo del recorrido que se realiza tradicionalmente antes del maratón en el barrio griego, un concierto increíble de Foster the People, asistir a la foto de mexicanos, donde el director del maratón nos dio la bienvenida a Toronto, seguimos con un trote animado hasta la expo y , finalmente, con los pies cansados, el sábado a las cinco de la tarde me desocupé, pasé a la farmacia y me encerré en mi habitación del hotel. Puse música relajante, llené la tina con burbujas, me puse una mascarilla en la cara y me metí al agua con un audio de Headspace para meditar enfocado en desafíos. Salí de la tina, me puse una mascarilla rarísima que encontré para los pies: un par de calcetines llenos de nutrientes, levanté las piernas contra la pared, descansé más. Cené fruta, café y una galleta. Platiqué un poco con Ceci, mi roommie para ese día y por ahí de las 11 estaba dormida. La carrera comenzaría a las 8:45, desperté a las siete, me arreglé y bajamos. El hotel está frente a la salida, por lo que estaba repleto de corredores, al salir del elevador y verlos como hormiguitas por todas partes, se me enchinó la piel. me comí medio bagel y un café, mi estómago no se sentía tan bien y eso me preocupó un poco, pero pensé: apenas arranque, todo estará bien.

Salimos a la calle 20 minutos antes del disparo, me coloqué en mi corral entre el pacer de 1:45 de medio maratón y el de 3:25 de maratón, puse mi música y me concentré. En la meditación me habían enseñado que sintiera mi cuerpo y cómo estaba esa mañana cada una de sus partes para la carrera. Me sentí lista y arrancamos.

Los primeros cinco kilómetros salieron fáciles, iba a un lado del pacer de 3:25 y sentía que su energía me llevaba. El sol estaba arriba desde el inicio y a la marca de 5K yo ya estaba empapada en sudor, supe que me deshidrataría inevitablemente y, aunque siempre me la llevo leve los primeros kilómetros, esta vez decidí entregar todo desde el inicio, pues al final, ya deshidratada, mi rendimiento bajaría inevitablemente.

Sentí que tenía más fuerza que mi pacer y lo dejé por unos metros, pasó un grupo de chavas súper fuertes y me les uní, bajábamos por la Avenida Spadina, la principal del Barrio Chino que es también la zona más hipster de la ciudad, el sol nos daba en el rostro, el aire golpeaba fresco y todo se sentía simplemente bien. Llevaba ritmos de 4:36, 4:38, no me la creía.En la expo probé unas gomitas de fruta de una pequeña empresa de chavos canadienses que estaban ¡deliciosas!, las compré y las probé los días previos al maratón y, como me cayeron bien, decidí usarlas ese día. No les puedo explicar lo deliciosas que estaban, la de naranja me recuerda muchísimo a la cáscara de naranja cristalizada, postre mexicano que amo. En el kilómetro siete, llegamos a la orilla del Lago Ontario y comenzamos a correr rodeándolo, viendo las playas, árboles, personas comenzando el día, paseando a sus perros y echando porras. En Chicago había tenido problemas entendiéndome con mi reloj (ya descubrí mi error, luego les cuento a detalle), esta vez decidí solo concentrarme en sentir mi cuerpo y obedecer a sus sensaciones a cada paso. Alan Brookes, director de la carrera, antes de dar el disparo de salida dijo una frase que se me quedó clavada en la mente: “It’s amazing what you can achieve when you stop limiting yourself” (Es increíble lo que puedes lograr cuando dejas de limitarte a ti mismo) y eso pensé: no tienes que forzarte por dar más, si simplemente permites que toda tu energía fluya y explote a tope, si dejas de pensar que te duele, que no puedes o que no lo estás haciendo bien, lograrás lo que nunca antes.

Cara de 4:40

Para entonces (y desde el comienzo), tenía pequeñas contracturas: una en la pantorrilla y otra en el muslo, éstas normalmente me las hubiera sacado mi masajista, pero esta vez no estuvo disponible después de Chicago y por más que me masajeé con el stick, todavía sentía tensión. Decidí enfocarme en algo más y dejar que mi cuerpo se pusiera en el estado ideal para correr el maratón. Toronto no es plano, tiene varias subidas y bajadas leves repartidas en la ruta, pero como estas curvas tenían peralte (como en las pistas de carreras de autos), me pasaba algo chistoso: iba corriendo y veía a todos los que ya venían de regreso en el carril opuesto y pensaba “no manches, vienen en una súper subida”, me preparaba para que, dando la vuelta en U comenzara la subidota y, cuando al fin llegaba ahí, descubría que lo que había visto como subida era una bajadita rica y que yo, que pensaba que iba en plano, acababa de terminar una gran subida. Total que no sé si me explico pero esto hizo que el maratón me resultara mucho más fácil de lo que veían mis ojos.

Cuando llegamos de vuelta al centro, pasamos la torre CN y el acuario y los que correrían solo 21K se separaron, dejando en ruta solo a quienes completaríamos el maratón. A partir de este punto había menos gente, pero nunca dejé de tener un grupo a mi alrededor, ver siempre a los mismos con los que salí y llevaba ya tantos kilómetros, me daba confianza y seguridad. Además, aunque siempre hay porras en ruta, hubo tramos mucho más tranquilos en los que pude simplemente ver el agua, sentir el viento y concentrarme en disfrutar mi carrera, para mí fue perfecto.

Pasando el 21 pensé “ya lo que viene es de bajadita, resiste a este paso hasta el 32 y luego solo serán 10 tranqui”, aguanté el paso en el 24, 26, 28, en el 29 llegamos a The Beaches, un pueblito con casas pintorescas de madera frente al agua. Ahí había mucha más gente animándonos, algunas subiditas interesantes jaja y finalmente dimos una vuelta en U justo en el kilómetro 32.

Después vino la bajada literal y mental. Volvimos sobre nuestros pasos en The Beaches hasta el kilómetro 36 y nos metimos a la ciudad rumbo al centro, a la META :D. Ahí me dije, “ya solo son cinco kilómetros Araiz, disfruta”. Pero en el 38 ya me costaba mucho más resistir, sentía el esfuerzo en el pecho y quería terminar. Pensé en mi desayuno, el baño caliente, la cerveza y la medalla y me dije “prohibido rendirse hasta el 40, solo pon un pie delante del otro” y así lo hice, comencé a ver los edificios y a la gente en las calles gritándonos, disfruté mi música y abrí mi paquetito de gomitas con cafeína que me dio en levantón final que necesitaba ( después supe que en ese punto, estaba deshidratada, mi frecuencia cardiaca por los cielos y mi ritmo de carrera arriba de 5 minutos por km).Llegué al 40 entre calles que reconocía y claramente de bajada, gradualmente fui metiendo la mayor velocidad que me fue posible, pasé el 41 y comencé a ver los letreros de “faltan 500 metros”, 400, 300, aprieta, 200, sí puedes, mete todo, 100, cierra, ¡LO LOGRASTE!

Conseguí exacto lo que me había propuesto hace semanas, solo que con un maratón extra en las piernas y sin sufrir ni matarme. En mi maratón número 21 rompí mi mejor tiempo con 3:25:28. Mis amigas muy lindas estaban en la meta para recibirme y yo solo quería tirarme en el piso, vomitar o morir jaja, les hice una seña y me fui a sentar a un escaloncito, hecha polvo, lo había entregado todo. Llegó el muchacho de siempre a decirme “¿estás bien? No puedes sentarte aquí”. Le pedí un par de minutos y, cuando volvió, le pedí que me levantara y me fui caminando por la medalla y a estirar un poco al stand de Voltarén.

Ahí, entre un montón de desconocidos, me puse a llorar de felicidad. Me fui al hotel, un baño y a desayunar delicioso: mimosas, pan francés, huevos benedictinos. Amé la experiencia entera, la carrera tiene una ruta bella y una organización impecable, es fácil y rico correrla, la gente es amable y corren como la fregada (lo cual me motivó cañón a no bajar el ritmo), la medalla estuvo hermosa y, en general, el viaje a Toronto fue genial. Es una ciudad hermosa y multicultural con gente amable, sitios turísticos y no tan turísticos padrísimos para descubrir caminando y mil opciones de comida deliciosa.  Al otro día llegó mi novio, nos quedamos dos días más y al fin estamos de vuelta en mi amada CdMx.

Estoy muy feliz de que ya se haya acabado la temporada de maratones con tan buenos resultados y, sobre todo, con tantas experiencias enriquecedoras que se quedan en el fondo de mi corazón. Ahora toca hacer mucho Bikram Yoga para recuperar y no más maratones hasta Boston, el 16 de abril de 2018 <3.

Uno no logra nada por sí solo. Quiero agradecer especialmente a Alan Brookes y toda la organización del Maratón de Toronto por hacer una carrera tan única y permitirnos vivirla, a Fer Salazar, mi entrenador, por soportarme y  apoyarme para ajustar lo más posible el entrenamiento a mis locuras, y a mis amigos, familia y novio por su cariño y paciencia con mi humorcito pre maratón.

Aquí algunos datos:

Este es el detalle de mi carrera según TomTom.

-Estas las gomitas que amé en este maratón.

-«Oyes Araiz, ¿cómo le hicistes para correr dos maratones seguidos sin morir en el intento?» Ese es material para un post aparte, pero por lo pronto les digo que lo fundamental fue la mente: me convencí de que Chicago había sido solo mi última distancia larga y, físicamente, me dediqué a dormir un montón, hidratarme y comer súper bien durante los 15 días entre maratones.

-La visa a Canadá ya no es necesaria, solo un permiso eTa, que cuesta 7 dólares canadienses (como 100 pesos) y se saca en línea en 15 minutos en este link.

Las inscripciones para Toronto 2018 abren el 21 de noviembre, chequen más info en este link.

-En el próximo post les platico más detalle de qué conocer, beber y comer en Toronto.

Gracias por leer toooodo esto, espero que te haya ido genial en tu carrera del fin de semana (¿qué tal el 21K Adidas?) ¡Felices kilómetros!

 

Publicado por Araiz

Periodista, bloguera y 27 veces maratonista. Xalapeña apasionada del café, viajar y correr.

17 comentarios sobre “Crónica del Maratón de Toronto 2017 #STWM

  1. Hola Araiz, un gusto saludarte y leer acerca de tus participaciones. Este año también ha sido muy activo para mí, sin embargo, sufrí una lesión hace más de 15 días, y necesito de tu recomendación. Consulté un terapeuta, y me diagnosticó bursitis en la articulación de la cadera y la pierna derecha. En principio me generó mucho dolor que ha ido disminuyendo con la terapia. También me genera dolor en la rodilla. Pero mi temor es que me incapacite por mucho o que ya no pueda hacer esto que me apasiona que es correr.
    Sabes algo del tema, que me recomiendas?

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