Crónica del Maratón de Chicago 2017

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La oportunidad de correr Chicago se presentó hace algunas semanas. La decisión definitiva la tomé después del terremoto. Ese día me movió muchísimo, me involucré a fondo en las labores desde el primer día y terminé feliz y satisfecha, pero al mismo tiempo enferma y perturbada. Un maratón me ayudaría a darle cauce a todas esas emociones y volver lista para seguir apoyando. Me sentía fuerte, capaz y necesitaba de verdad salirme unos días de la ciudad y correr mucho entre mexicanos. Durante el tiempo que estuve como brigadista, pesqué una bacteria intestinal que me trajo varios días sin poder retener alimentos. Días antes de irme a Chicago, visité a mi gastroenterólogo (quien también es maratonista), quien me medicó y me dijo que podría correr el maratón solo si lograba niveles óptimos de hidratación. Afortunadamente los conseguí, pero me dijo que, aún así, los músculos no serían capaces de darme un RP, que simplemente lo disfrutara. Volé a Chicago el jueves, fui a la expo el viernes y a la foto de mexicanos el sábado.

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IMG_4951El sábado en la noche, con todo listo en mi habitación, me di un baño y visualicé todas las razones que me habían llevado a estar ahí en ese momento. Agradecí mi vida y ofrecí vivir la experiencia a tope.

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708711_262527051_XLargeAl otro día salí temprano, llegué a mi abarrotado corral, entré, listos, ¡fuera! En menos de lo que me había dado cuenta, ya estaba ahí, corriendo Chicago por sexta vez. Los primeros kilómetros transcurrieron rápido, entre los gritos estruendosos de las porras y el calorcito del sol que aún se ocultaba entre los edificios. La ciudad de los vientos se había quedado sin viento y se parecía más a una costa que al helado lugar de siempre. Pasé los 5 en 24 y los 10 en 48, iba bien. En la pantalla de mi reloj solo puse el ritmo por kilómetro y los kilómetros recorridos. Había decidido correr a ritmo entre 4:45 y 4:52 por kilómetro y eso hice, “si tan solo llegamos al 21 con sombrita, ya la hicimos”, pensé, y así fue. Llegué al 21 sin subir de 4:45. A partir del 21, claros cada vez más frecuentes nos exponían al sol directamente, sin nubes de por medio. La temperatura se elevaba y gente con mangueras nos rociaba en el camino. Pero yo pensaba que ya la llevaba de gane, era solo llegar al 30, de ahí al 32 y luego 10 de bajadita, de afloje. Seguí adelante y mi ritmo se fue elevando dentro de lo previsto: 4:46, 4:48, pasé el 32 y me subí a 4:50, “perfecto”, pensé, “estoy dentro de mi rango ideal, me siento cómoda, fuerte y ligera. Solo me brinqué dos puestos de abastecimiento, en todos los demás bebí agua y gatorade. Mi gastro y yo no estábamos seguros de que soportara gomitas o geles, así que llevé gomitas Gatorade y me las fui comiendo poco a poco, revisando que no me irritaran.

708711_263188665_XLargePor ahí del 32, el estómago me dijo “ya estuvo”, se revolvió un poco y no volví a comer una más. Haber oído su advertencia fue lo mejor , el malestar se fue desvaneciendo. Todo pasó muy rápido, cuando menos me di cuenta ya estaba en Pilsen, el barrio mexicano, ahí vi más gente que nunca antes, gritos de México, porras, un señor de lentes se acercó, me dio la mano y me dijo “VAMOS, HIJA”, me cargué de energía con las cumbias, matracas y gritos. Después llegamos al 33, ahí estaba otra porra de México, vi a mis amigos, choqué la mano de mi entrenador y seguí con fuerza.

IMG_5151Me puse ambos audífonos y me concentré en los nueve kilómetros de camino a la meta. Solo yo y mis pensamientos.

22366645_10155973886251282_1476554458356189151_nDespués de seis años corriendo este maratón, por fin fui capaz de saber cuándo estaba al norte, al sur y en cada punto de la ruta, me fui ubicando cada vez más cerca del centro, me decía “ya solo corre cuatro más y los últimos cinco serán de sombrita”.

708711_263236780_XLarge Seguí adelante, comencé a escuchar cada vez más gritos, subí la lomita final, di la vuelta y apreté el paso rumbo a la meta, manos arriba. ¡LO LOGRASTE! Quedó listo mi maratón número 20, dejé atrás el sufrido 5:05 de mi primera vez y viví un 3:32 cómodo y feliz.

708711_263410770_XLargeMe siento satisfecha. No rompí mi RP, pero el hecho de que clasificar a Boston ya se sienta cómodo, es un gran avance. Ahora toca meterle más para dar el siguiente paso. Este es mi ritmo y lo respeto y siempre salgo a entrenar con la seguridad de que, eventualmente, lo que hoy me parecía un gran esfuerzo, mañana será facil.

IMG_5035Cruzando la meta apenas sentí dolor y cansancio, caminé despacito, estiré un poco, pasé por mi medalla, capita, tomé un licuado de proteína ¡y al fin mi cerveeeeeza! Brindé con Armando, un corredor de México que me encontré en el camino, nos tomamos fotos, me tiré en el pasto, me quité los tenis y me quedé ahí varios minutos, reposando mi adolorido TODO. Me levanté, me encontré con amigos y me fui a mi hostal. Un baño laaargo y delicioso y salí mucho mejor. Luego fue difícil sacarme de mi cama, hasta las cinco el hambre me ganó y salí a comer. Volví a seguir durmiendo, al otro día me levanté temprano, salí a desayunar a Yolk, mi favorito en Chicago, caminé un rato en Millenium Park y me fui al aeropuerto. Una aventura más.

Después, preguntando, descubrí qué falló con mi TomTom, tal vez el error fue mío o probablemente tuvo que ver con lo complicado que resulta para los GPS una ruta llena de gente y edificios enormes como la de Chicago (leí en varias reseñas que gente tuvo problemas similares al mío). En caso de que haya sido mi culpa, fue por no actualizar el software y no haber salido a trotar con él los días previos en Chicago, el GPS se desconfiguró y me fue diciendo ritmos promedio inexactos, me pareció muy raro porque llevo ya seis maratones con él y todo bien, pero ya aprendí. Algo similar me pasó antes con los dos Garmin que tuve, uno se paró en el km 30 y ya no quiso seguir y otro llegando a la meta me borró el maratón. Ambos casos tuvieron que ver con actualizaciones. Para que no les pase, les recomiendo mucho que:

-Lo tengan siempre al día de actualizaciones de software (en el reloj, no la app).

-Llegando a una nueva ciudad, salgan a correr con él días antes del maratón.

-Usen como referencia también la frecuencia cardiaca.

Tengan siempre otras referencias y, sobre todo, sientan su cuerpo, yo me sentía sobrada pero no le metí más porque vi que iba a ritmo por km óptimo.

Lo bueno de que no lo corrí a tope, es que ya no siento dolor, estoy trotando suave y haciendo preparativos para Toronto.

¿Por qué dos maratones seguidos? Porque lo necesitaba. No les recomiendo hacerlo, lo he hecho una sola vez y, bien planeado, no tuvo consecuencias negativas, pero cada persona y cuerpo son distintos, yo no tengo lesiones, planeo con mi entrenador (quien me súper jala las orejas, pero adapta todo para cuidarme lo más posible) y mi nutrióloga. Antes y después de las carreras recibo fisioterapia y masajes, duermo UN MONTÓN DE HORAS (anoche dormí 14), me rehidrato y hago todo lo necesario para cuidar mi cuerpo.

Mañana podrás ver en mi canal de Youtube el video con la reseña de lo vivido en Chicago, ¡suscríbete :)! Y en los siguientes días tes explicaré el método a través del cuál recaudaré fondos en Toronto para ayudar a la reconstrucción de hogares en México.

Gracias por leerme y felices kilómetros,

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Publicado por Araiz

Periodista, bloguera y 27 veces maratonista. Xalapeña apasionada del café, viajar y correr.

4 comentarios sobre “Crónica del Maratón de Chicago 2017

  1. Wow mis respetos de verdad! Es de admirarse atreverse a correr dos maratones seguidos!! Apenas puedo con uno hahaha. De grande quiero ser com tú! Nuevamente mil felicidadess!!! Un abrazote fuertee y recúperate pronto para tu siguiente maratón!!

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  2. Hola Araiz! Cómo estás? Soy Juan, editor de A Perder Peso, estoy tratando de buscar un correo tuyo para escribirte, pero no encuentro. Nos interesaría hacerte una entrevista. Si puedes déjame un correo o escribime a la dirección que va en el mensaje. 🙂

    Saludos!!

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