Mi segunda vez corriendo el Maratón de Lima fue como rara, como distinta. Igual que en 2014, visité Lima por un viaje del trabajo del que me enteré unas seis semanas antes, decidí inscribirme a los 42K y ver cómo me sentí el día del viaje. En los últimos meses, el estrés y carga laboral me habían estado rebasando por mucho, así que hice lo que pude con el entrenamiento y la nutrición, no llegué en ceros pero tampoco a tope de mi rendimiento. Me salté varios entrenos y, sobre todo, tuve poco tiempo para visualizarme cruzando esa meta.
Llegué a Lima contenta, paseé y conocí nuevos sitios, comí delicioso como siempre (adoro la comida peruana, es ridículamente buena) y ahí estaba, en una mañana fresca de domingo, en el primer corral, lista para arrancar.
Arranqué sintiéndome bien: Iba a un lado de la pacer de 3:3o, pero por ahí del kilómetro cinco pensé que si mantenía ese paso (que sentía forzado) no llegaría nada bien a la segunda mitad, así que busqué mi propio ritmo y dejé ir al grupo. Un rato después encontré mi paso, iba viendo a la gente, la ciudad, escuchando música y sintiendo el clima ideal: fresco y nublado aunque húmedo. Por ahí del km 11, la humedad hizo que mis muslos comenzaran a rozarse, necesitaba vaselina antes de que eso se abriera y comenzara a doler mucho. Esperé a llegar al próximo abastecimiento y pregunté pero nada, luego vi una ambulancia y los paramédicos pusieron cara de «¿qué es eso?» cuando les pregunté por Vaselina. Fui viendo a la gente entonces, buscando una farmacia, ¡algo!
Por ahí del km 18 ya estaba muy incómoda, entonces encontré a un señor con un botecito detrás, le pregunté si podía robar un poco de su Vaselina y muy de mala gana me dejó hacerlo, me dijo que estaba esperando a alguien y que era para él, le dije lo siento, tiene mucha y no creo que su corredor se la acabe, me unté las piernas y seguí adelante. Entonces comencé a sentirme incómoda: había olvidado mi cangurera y llevaba los geles en el resorte del short pero se resbalaban con el sudor y tenía que reacomodarlos a cada momento, además llevaba el celular en la mano y después de un rato ya me había provocado dolor en el hombro. Pensé «Ay Araiz, pareces nueva», no lograba concentrarme en mí y comencé a hacerle caso al dolor y la incomodidad (siempre los ignoro). Había mantenido un ritmo de 4:50 a 5:00 por kilómetro, pero llegando al kilómetro 23 me caí, me subí a 6:03, luego recuperaba y volvía a alentarme, ya no me sentía en mi elemento, por más que intenté reconectarme estaba incómoda y fuera de concentración. No haber corrido más que una distancia de 22K antes de esto hizo que no me sintiera cómoda yendo más allá de ese punto. Total que apreté lo más que pude y cerré en 3:49, crucé la meta aliviada pero no ultra feliz como otras veces. Pasó un rato y me comencé a sentir contenta: había completado un maratón más a pesar de todas las vueltas que mi vida estaba dando en ese momento. Los lindos de Adidas me recibieron con un cupón para el SPA, pasé toda esa tarde en el jacuzzi, masaje y vapor, volví al hotel caminando como si hubiera corrido solo un 5K. Al otro día no me dolía absolutamente nada.
De esta vez en el Maratón de Lima, me quedo con la siguiente reflexión: No siempre puedes rendir al cien porque no siempre tu vida va a estar perfecta, hay momentos más fáciles que otros y, al final del día, lo único importante, es que pase lo que pase no deje de correr maratones y cumplir mis metas. Habrá días de romper RPs y otros donde simplemente logre mantenerme en marcha y sacando todas las endorfinas posibles a mis carreras. Lo importante es ser amable conmigo y no exigirme de más, conocer mi realidad y adaptarme a ella, disfrutar el deporte y no verlo como una fuente más de estrés.
¿La próxima parada? El Maratón de San Francisco el 31 de julio, mucho mejor preparada.
Felices kilómetros,
Hola Araiz, me encanto la reflexión final. Cual fue tu tiempo en este maratón?
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Gracias! Hice 3:49. Saludos!
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Hola Araíz, corriste en mayo un maratón y el siguiente en julio. Cuantos maratones haces por año?
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¡Hola Cristina! No, este es el primer maratón que corro en 2016. Cancelé el de mayo por trabajo. Corro casi siempre dos por año, a veces uno y a veces tres, tres es lo más que aguanto sin lastimarme. Saludos.
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ARAIZ . . . mi respeto, admiracion y una sincera felicitacion porque sin estar bien preparada hizo un excelente tiempo. Le cuento que extrañaba la cronica y receña de las carreras donde participa. Adelante a paso de Cammmmpeona. Saludos
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