Lo que pienso sobre las explosiones en Boston

Si un maratonista es un humano haciendo algo sobrehumano, un maratonista de Boston es la capa más alta de esta clase.

«El Maratón de Boston, el más antiguo de los maratones urbanos del mundo, considerado “la catedral de los maratones”, se ha convertido en un símbolo de realización para la comunidad de  corredores no profesionales de todo el planeta. Para ganar el derecho de participar en ese maratón debe registrarse un cierto cronometraje.
Solo el 10 por ciento de los participantes en los maratones certificados por la USA Track and Field, en Estados Unidos, registra el cronometraje necesario para clasificar para el Maratón de Boston, el solo hecho de lograr la clasificación es un logro importante.
En México hay alrededor de 35 mil personas que han corrido un maratón en los últimos tres años, uno de cada tres mil mexicanos ha vivido esa experiencia, y uno de cada 10 de esos privilegiados lo ha hecho al nivel necesario para calificar para Boston.» – Rubén Romero para Runner’s World México

Para el corredor amateur, Boston es el máximo sueño y cada uno de los 26,000 participantes de ese maratón es para nosotros un héroe con el solo hecho de haber llegado ahí. El Maratón de Boston se celebra desde hace 117 años en el tercer lunes de abril, como parte de los festejos del Día del Patriota en Estados Unidos, además es el maratón más antiguo de aquél país. Vimos los videos de las explosiones, las imagenes de la gente corriendo aterrorizada, ensangrentada e impactada son muy similares a las que recordamos del 11 de septiembre de 2001 con los ataques a las Torres Gemelas. Después de varias horas se dio el saldo final, tres muertos, más de 100 heridos y hasta 28 mutilados de una o ambas piernas. Para un corredor o para un no corredor la escena es atroz, inhumana e indignante. Pero hay que ver más allá, se trató de cinco bombas, dos de las cuales estallaron a unos metros de la meta, otra en la biblioteca John F. Kennedy y dos más se lograron desactivar. Las bombas eran de manufactura casera y estaban dentro de los botes de basura, nada elaborado, pero lo que sí fue elaborado y hasta artesanal fue la planeación del ataque. Aún no se habla de un atentado o hecho terrorista, de sospechosos ni culpables, pero Barack Obama aprareció reprobando el hecho y comprometiéndose a dar con los culpables y hacerles sentir todo el peso de la ley.

Las bombas estallaron cuando el cronómetro marcaba 4:09, el tiempo promedio del grueso de los maratonistas en Estados Unidos, y el momento en el que se encontraría mayor número de personas cruzando la meta de dicho maratón. El maratón de Boston, dado su peso y la reciente y creciente popularidad de las carreras de ruta, es un evento con gran cobertura mediática a nivel mundial, pero relativamente poca seguridad, pues generalmente las carreras de ruta funcionan con un equipo que cuida los 42 kilómetros y algunos más en la meta, servicio médico y staff, pero ningún gran dispositivo de seguridad, pues nunca antes se había hecho necesario, las carreras son eventos de sana convivencia y los organizadores nunca antes tuvieron que preocuparse por posibles ataques.

De manera simple, económica y sin arriesgarse demasiado, las personas que pusieron estas bombas consiguieron la atención del mundo entero y el enojo del presidente de Estados Unidos. Por lo mismo, esto da la impresión de haber sido un ataque delicadamente planeado, artísticamente trazado y lleno de simbolismos. Así como las torres gemelas eran símbolo del poderío estadounidense, los maratonistas de Boston son súper humanos, personas de carne y hueso capaces de hazañas sobrehumanas. Y la línea de meta es una constante explosión de  emociones. Así, entre el día patrio y los mil sentimientos, las bombas estallaron para recordarnos que somos pequeños, vulnerables, humanos.

A los corredores de todo el mundo nos enoja y nos duele en el alma lo sucedido, pero hay que entender que esta vez la carrera fue usada solo como vistoso escenario para una horrible demostración de odio. El tema no es contra los corredores, eso es claro, así que sigamos practicando nuestro deporte sin miedo y contagiando de pasión, salud y vida a los que encontramos a nuestro paso. Esa es nuestra aportación al mundo, esa es nuestra manera de decirle que existe otra forma de vivir y de entender la vida, sin odio, con esperanza, creyendo en el poder que cada uno de nosotros lleva dentro para cambiar su entorno y hacer una revolución con sus pies, con disciplina, pasión y amor.

Un abrazo

Araiz

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Publicado por Araiz

Periodista, bloguera y 27 veces maratonista. Xalapeña apasionada del café, viajar y correr.

3 comentarios sobre “Lo que pienso sobre las explosiones en Boston

  1. ningun evento terrorista puede frenar la energia vital de los seres humanos
    tenemos entereza para superar los hechos dolorosos
    seguiremos haciendo lo positivo
    despues de recoger a las victimas y los escombros
    habra que ir a boston el proximo año

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  2. Desafortunadamente escogieron un escaparate de alta proyección, un evento para nosotros los corredores que tiene gran importancia a nivel mundial, para los Estadounidenses es un evento de tanta tradición por lo que simboliza que ha sido un golpe muy duro. Como corredor no puedo dejar de pensar si en algún otro evento puedan hacer lo mismo, estando presentes familiares o amigos en la zona de meta, seria algo terrible que esto se vuelva a repetir, esperemos que solo haya sido un hecho que «requería» de ese nivel de atención para darse a conocer. Por el bien del deporte no debemos dejarnos vencer, debemos seguir adelante.

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