Araiz en el hospital (parte dos)

Pueden leer la primera parte aquí

A partir de que llegué al hospital comenzó mi ayuno, los estudios constantes y la preparación pre – quirúrgica hacían necesario que no tomara ni agua en esas horas, sólo medios de contraste para las tomografías, litros y litros de medios de contraste con su sabor amarguito. El 22, día de la cirugía, me preparé (tras la apendicitis, ya me se perfecto el protocolo), a las 3:30 pm vino por mí Gabriel, el camillero, me trepó en una camilla, me despedí de mi mamá y me fui rumbo al quirófano sonriendo, llegué y me colocaron en la mesa de operación, saludé a enfermeras, anestesióloga y cirujanos, vi desfilar ante mis ojos las engrapadoras con las que «harían los acabados» de mi cirugía (creeeeeeeepy!), me despedí y me fui en el maravilloso sueño narcótico de la anestesia.

Desperté aún en quirófano, recién terminada la cirugía. Los doctores estaban ocupados, hablando entre ellos y con las enfermeras y de pronto oyeron un ¡hola!, se espantaron y voltearon a ver a su muy despierta paciente. Me dijeron » Te vamos a pasar a la camilla con cuidado, pero yo estaba tan drogada que les dije ¡sí! y di un salto a la camilla. Recuerdo, entre sueños que los oí decir «Mira la atleta» mientras reían de lo loca que estoy. De ahí no recuerdo nada más.

Desperté cuatro horas después en la sala de recuperación escuchando el fuerte beep-beep del monitor cardiaco, me llevaron a mi habitación y entonces mi mamá me contó que los tres cirujanos salieron muy sonrientes a decirle que todo había salido perfecto y que yo había saltado como loca jaja, que eso era muy raro porque la mayoría de la gente en esos momentos está adormilada. Lo primero que hice fue tocarme el cuello: había una probabilidad de que me hicieran cirugía abierta: una herida desde la pelvis hasta casi el cuello me acompañaría por el resto de mi vida. Sentí entonces el yodo con el que habían desinfectado la línea «por si acaso», pero sin incisión abajo, la cirugía había podido ser laparoscópica, eso fue un gran alivio.

Los cinco días siguientes fueron una locura: El ayuno continuaba y no podía tomar ni agua, soñaba con sandías y boings de tamarindo, sólo quería desesperadamente sentir  líquido en mi garganta. Con los labios completamente secos, me conformaba con tener un poco de agua en la boca para después escupirla, eso era lo cerca que podía estar de hidratarme como la gente normal, el suero por mi vena cubría mis necesidades, pero yo no dejaba de pensar en agua. En esos días TODO me daba asco, hice en mi cuaderno una lista gigante de las cosas que me daban asco: el olor al Maestro Limpio de limón con el que limpiaban el piso, el cloro, el desinfectante para manos, las cremas y perfumes de hombres y mujeres, todas las cosas de durazno y un gran etcétera. Sólo no me daban asco las comidas ácidas y mis visitas.

EL CATÉTER DEL TERROR

Los primeros dos días tras la cirugía estuvieron bien, después de eso comencé con fiebres todo el tiempo, esto es normal al principio, pero al pasar varios días sin calmarse la fiebre, comenzaron a hacerme estudios cada día, que dieron negativo en todo: no se veía nada raro, ni virus ni bacterias en mi organismo, pero las fiebres no cesaban, entonces, en una tomografía, encontraron dos «colecciones» bajo mi abdómen (líquido encapsulado) tenían que sacarlas y saber si estaban limpias o infectadas: nos mandaron a comprar un catéter, asunto que me pareció muy simpático, como en La bilirrubina, aunque cuando lo vi llegar comencé a sospechar: era un aditamento con mil alambritos y tubos largos, largos como de 50 cm, dijeron que lo colocarían desde mi vientre hasta las «colecciones» para drenarlas y que, como eran superficiales, no sería un procedimiento doloroso. #FAIL, no fue así.

Me bajaron entonces a radiología con todo y mi cama y ahí supe que al catéter hay que tenerle respeto, no se que pasó con la anestecia que me inyectaron, pero yo lo sentí casi todo, como esta varilla fue desde un lado de mi ombligo y me atravesó hasta abajo de la cadera, cerca de la espalda, sentí como cruzó cada capa de tejido, fue una cosa muy, muy estresante. A pesar de todo lo ecuánime que puedo ser, en ese momento grité como nunca antes y al final yo, que nunca rezo, me puse a recitar oraciones como loca febril, una tras otra sin parar.

Llegué de regreso a mi habitación muy devastada. Necesitaba mucho llorar, pero mi cortina estaba abierta y pasaba mucha gente frente a mí, robándome cualquier privacidad. Llegó mi enfermera, me preguntó muy linda ¿Cómo te fue, Araiz? Entonces se trabó la voz, le pedí que cerrara y me dejara sola y pude al fin llorar en privado, así seguí llorando por varias horas. Había resistido todo con una sonrisa, los piquetes, los estudios raros, las explicaciones tétricas, todo sin miedo y con optimismo, pero en ese momento reventé, ya no pude más y sentí mucho miedo, dolor y desesperación. Vino entonces Rubén, mi mejor amigo y la única visita que quise recibir, estuvimos hablando un buen rato del catéter, después me cambió suavemente el tema y terminé riéndome muy tranquila. Ya había pasado lo peor, supuse.

El catéter y yo no nos llevamos muy bien entonces, quería todo el tiempo estar ocupada o platicando, con tal de olvidarme del asunto este que traía atravesado. No quería levantarme ni de mi cama al reposet, pues al moverme lo sentía y recordaba su presencia. Así pasaron unos días mientras el líquido drenaba. Resultó ser casi medio litro de líquido seroso y sin ninguna infección, pero las fiebres continuaban y los doctores no lograban entender qué estaba pasando. Infectólogos me visitaban cada día para lograr definir mi problema.

Sobre la entrada del catéter, en mi abdómen, habían puesto gasas y un plastiquito delgado, como el que se usa para envolver alimentos. Llegaron los doctores al otro día a las 6:30 am, como cada mañana, entonces vieron una ampulita bajo el plástico y me la mostraron, yo pensé que era agua encerrada en el plástico, pero no, más tarde otro doctor me enseñó que era mi piel: estaban formándose sobre todo mi abdómen ampollas gigantes como nunca las había visto, estaba impactada y preguntándole a todo mundo. Pero estaban todos muy tranquilos: no te las toques, solitas se reabsorben o se revientan, yo sentía que un alien iba a salir de ahí en cualquier momento, pero a nadie más le parecían algo de cuidado.

En ese momento me vino un bajón de ánimo, estaba con ese cuerpo extraño dentro y, aunque me recuperaba bien de la cirugía y ya tenía permiso para comer, toda la comida me provocaba asco, hasta el olor de los platos me parecía repulsivo. Seguía con las fiebres y no veía la hora de salir de ahí, extrañaba estar fuera, ver el cielo, sentir el sol, estar con mis amigos, correr. No podía creer que había estado tan bien, corriendo un maratón sólo unos días antes y ahora no podía ni enderezarme sin ayuda de alguien más, los veinte metros que caminaba de mi habitación al baño, los hacía como en dos minutos, lento, lento y sintiendo que me faltaba el aire.

Así la parte fea del asunto, continúo con la tercera entrega mañana.

Saludos y que tengan feliz tarde de domingo, varios hicieron hoy su distancia más larga antes del maratón o medio maratón, descansen y consiéntanse entonces, que se lo tienen bien merecido 🙂

Araiz

Publicado por Araiz

Periodista, bloguera y 27 veces maratonista. Xalapeña apasionada del café, viajar y correr.

21 comentarios sobre “Araiz en el hospital (parte dos)

  1. Que dificil guapa! pero que bien escribes!!! (; estoy súper al pendiente de tus updates!!
    Y me da muchísimo gusto saber que todo esto ya quedó atrás!
    Un abrazo y sigo al pendiente para ese cafecito!

    Me gusta

  2. «Las fuerzas naturales que se encuentran dentro de nosotros, son las que verdaderamente curan nuestras enfermedades»

    Autor: Hipócrates

    Bendiciones para ti

    Me gusta

  3. Hola Araiz piensa que es una carrera y que estas en esta parte dificil que pronto acabara y te sentiras mejor hechale ganas.
    Animo que estamos contigoque pronto te queremos ver recuperada y corriendo nuevamente un fuerte abrazo

    Me gusta

  4. Simplemente…………………….valiente!
    Yo también me apunto algún día en uno de mis viajes a la cd. de México para correr juntas.
    Te mando mis oraciones y muchos pero muchos saludos

    Me gusta

  5. Vaya fortaleza Ara!

    Como dice Manuel «piensa que es una carrera y que estas en esta parte dificil que pronto acabara y te sentiras mejor».

    Pronto estarás muy bien y me dará gusto volver a correr contigo. 😉 Te admiro, vaya valiente que eres!!!

    La Lola y yo (Ana) te mandamos un gran abrazo :p

    Me gusta

  6. Hola
    En primer lugar que guapa te vez en esa foto, y piensa en cuando vuelvas a correr y haya pasado todo esto. Espero tener el privilegio de correr contigo.

    Me gusta

  7. Aghhhh!!! me empezaron a dar náuseas y a sentir mi pancita como piedra mientras iba leyendo… que duro esto que pasaste Araiz, que bueno que ya estas fuera y recuperándote. Un abrazote!

    Me gusta

  8. Seguro que los doctores recordarán toda su vida cómo la atleta se subió a la camilla medio anestesiada y de un salto y se lo contarán a sus nietos dentro de unos años… 🙂 Igual que los entrenamientos más difíciles o las carreras en las que todo se tuerce, esta experiencia te hará aún más fuerte si cabe, te felicito y admiro por esa entereza y sobre todo por esa capacidad que tienes para transmitir tus vivencias, haces que nos sintamos casi como si hubiéramos pasado por ello en persona. Yo ya he sentido el placer de correr y de preparar una maratón después de haberte empezado a leer hace meses y haberme contagiado de parte de tu entusiasmo por el running, pero lo del catéter, casi que no, prefiero quedarme sólo con tu historia… 🙂

    Me gusta

  9. Saludos Araiz!!!!
    La verdad que es increible todo lo que una persona puede pasar (el cateter) pero gracias a Dios que eso ya paso, como cuando pasas la famosa «pared» en el maraton y gracias a Dios que estas viva y el quiera que todavia tengamos Araiz para rato.
    Y bueno, como bien comentas, de mi parte ayer fue mi ultima «distancia» fuerte, tuve un chequeo de 30k y la idea era tratar de correrlos al ritmo que pienso correr el maraton y en promedio corri en 4min25seg para hacer un total de 2horas12min47seg.
    Que conste eh!!! quedaste de estar presente en el maraton.
    Mucha suerte y cuidate mucho!!!!

    Me gusta

  10. Hola Araiz!

    Ayer corri durante 2 horas en el Desierto de los leones, y cuando quería rajarme me acordaba de ti y decía «nada que, a rajarse a su tierra» no se cuantos km recorrí, ni a que paso iba, solo sé que ayer descubrí que si voy por el medio maratón!

    Animo! al estar en Nutrición, sin remedio alguno lloro, no te contengas, haz lo que tengas que hacer para liberar las emociones, verás que después todo irremediablemente se ve mejor!

    Un beso…

    Me gusta

  11. hola de nuevo cuidate por favor te comprendo yo traje una sonda nasogastrica y sentia feo mas aparte de dejaron un dren llamado penrose con un hoyote en un costado y la sonda para la orina es horrible aun ke me aguita la cicatriz y ke me kedo la panza un poco chueca pero estamos vivas y tenemos musho animo verdad espero lo tengas tambien yo tengo 27 años y 3 hijos y por ellos saldre adelante y tu tambien te incluire en mis oraciones recuperate pronto
    saludos

    Me gusta

  12. Animo
    Entre nosotros los deportistas hay una frase que dice «Entrena duro o vete a casa»
    Eres un ejemplo a seguir, pues entrenas duro para salir adelante.
    sigue asi y te veremos de nuevo en las pistas…
    Animos, y recuerda que en cada practica o carrera te tendremos presente desde MonterreyNL.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.