Estoy sentada en mi comedor, endulzando el capuchino, escuchando pop francés y comiendo pan de plátano que yo misma hice el sábado con esta receta de Bree Wee, triatleta de quien soy graaaan fan. Veo por la ventana las torres de grandes edificios de Reforma entre un cielo despejado y estoy segura de que esta será una super semana.
Ayer supe que, de alguna manera extraña y sin buscarlo, me gané un pase para la Human Race y Rubén otro, yo pensé que él lo vendería o regalaría, pero el señor «odio correr» me salió con que ¡La correrá! y eso me dio mucho gusto, va a ser padre entrenar con un objetivo común, aunque sean ¡Sólo 12 días!
En cuanto a mí, esta carrera será una oportunidad buenísima para medir mi rendimiento actual en un 10km, pues no he corrido esta distancia oficialmente desde la Nike Womens de marzo de este año y además, después del Maratón he estado dos semanas sin correr, sólo nadando y paseando en bicicleta para descansar mis rodillas.
La Human Race y yo hemos tenido una relación algo accidentada: en 2006, sin ser corredora, tuve ganas de correrla y al saber que las inscripciones se habían agotado rapidísimo, me quedé con muchas ganas, pero en los siguientes años fui escuchando comentarios de la gente que se queja de lo difícil que es avanzar entre más de 30 mil personas y las ganas se me quitaron por completo. Comencé a hablar mal de la carrera y del hecho fastidioso de que, al ser tan famosa, cualquier no- corredor se inscribe y la camina: con perros y carreolas, en grupo y de la mano, estorbando a quienes quieren medir su tiempo en 10km.
Pero ayer el boleto cayó del cielo a mis manos y así uno no se le puede negar a nada, entonces Human Race ¡Aquí voy!
Aquí unas fotos de mi primera carrera (fueron 10km en 2007) y la única que Rubén ha corrido:



a ese rubén está guapo
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